High on Uber En lo alto con Uber
High on Uber
Story and photos by Mónica Barnkow
“It is beautiful.”
Though Michael Keflom was spending his afternoon on a 6.7-acre green park complete with recreation center, ballfields, and natural rock formations, it was not the sights he was referencing.
Keflom was instead taking part in an “appreciation event” at J. Hood Wright Park that was hosted by the transportation service Uber and he lauded the company and the direct benefits he said it had provided.
Launched in San Francisco in 2010, the mobile-application-based service has rapidly expanded to other parts of the country and the world. Customers download the Uber application and register a credit card in order to request transportation service using their smartphones.
It is now a $40 billion industry worldwide.
Uber spokesperson Matt Wing said that the service had proven particularly popular with city residents.
“Over 2 million New Yorkers have taken a ride in Uber,” claimed Wing.
For Keflom, an Uber driver for the past four months, the primary draw was safety.
“I know who I have in my back seat,” he said, adding that he had been robbed three times when working previously as a yellow medallion cab driver.
The drivers, who are referred to as “partners,” largely praised the company for the flexibility it provides, as they are able to more freely manage their work schedules and work as much or as little as they wished.
This past Fri., Jun. 5th, drivers and their families enjoyed an afternoon of food, music, and outdoor recreation. The event was one of various outdoor gatherings planned for all five boroughs.
Josh Mohrer, Uber Regional General Manager, explained that the decision to hold the Manhattan event uptown was due to the large number of local drivers.
“Most of our driver-partners are from Northern Manhattan,” said Mohrer.
According to the company, more than 1,200 Uber driver-partners call Manhattan home. Collectively, they have booked more than $45 million in Uber fares.
“I get to spend time with my children,” said one local driver, who joined the e-hail company in August 2014.
And the economic benefits were no small consideration.
“It allows me to make as much money as I want,” he insisted. As an Uber driver, he said he was able to meet his projections without compromising on flexibility or answering to a boss.
“I have the freedom to take whatever day off I want to,” he said.
Uber has faced criticism for being what some have termed a disruptive influence within the car service industry; for surge pricing policies in which fares are increased during periods of high demand; and for undercutting established for-hire transportation services.
But drivers on Friday insisted that the service offered opportunity.
“There is no pressure here,” said Leónidas Moran, who joined the company in 2011 with a group of fellow drivers from Northern Manhattan.
Since joining Uber, he said he had been able to purchase homes both in Washington Heights and in Dominican Republic.
“I know my money is in the bank every [week],” said Moran.
Fellow driver Keflom was even more blunt.
“All drivers should join Uber,” he said.
En lo alto con Uber
Historia y fotos por Mónica Barnkow
“Es hermoso”.
Aunque Michael Keflom pasó su tarde en un parque verde de 6.7 acres con un centro recreativo, campos de pelota y formaciones rocosas naturales, no hacía referencia a las vistas.
Keflom participó en un “evento de agradecimiento” en el Parque J. Hood Wright -el cual fue organizado por el servicio de transporte Uber- y alabó a la empresa y los beneficios directos que, dijo, le ha proporcionado.
Lanzado en San Francisco en 2010, el servicio basado en una aplicación móvil se ha extendido rápidamente a otras partes del país y del mundo. Los clientes descargan la aplicación Uber y registran una tarjeta de crédito con el fin de solicitar el servicio de transporte utilizando sus teléfonos inteligentes.
Ahora es una industria de $40 mil millones de dólares en todo el mundo.
Matt Wing, portavoz de Uber, dijo que el servicio ha demostrado ser especialmente popular entre los residentes de la ciudad.
“Más de 2 millones de neoyorquinos han realizado un viaje con Uber”, afirmó Wing.
Para Keflom, un conductor de Uber durante los últimos cuatro meses, la atracción principal fue la seguridad.
“Sé a quién llevo en mi asiento trasero”, dijo, y agregó que le robaron tres veces cuando trabajó como taxista de medallón amarillo.
Los conductores, quienes se refieren unos a otros como “socios”, elogiaron ampliamente a la empresa por la flexibilidad que ofrece, ya que son capaces de manejar con mayor libertad sus horarios de trabajo y trabajar tanto o tan poco como deseen.
El pasado viernes 5 de junio, los conductores y sus familias disfrutaron de una tarde de comida, música y recreación al aire libre. El evento fue una de varias reuniones previstas para los cinco condados.
Josh Mohrer, gerente general regional de Uber, explicó que la decisión de celebrar el evento del norte de Manhattan se debió a la gran cantidad de conductores locales.
“La mayoría de nuestros conductores-socios son del norte de Manhattan”, dijo Mohrer.
De acuerdo con la compañía, más de 1,200 conductores-socios Uber llaman a Manhattan su hogar. En conjunto, han reservado más de $45 millones en tarifas Uber.
“Tengo que pasar tiempo con mis hijos”, dijo un conductor local, quien se unió a la compañía de llamado electrónico de taxis en agosto de 2014.
Y los beneficios económicos son de gran consideración.
“Esto me permite hacer tanto dinero como desee”, el insistió. Como conductor Uber, dijo que es capaz de cumplir sus proyecciones sin comprometer su flexibilidad o sin responder a un jefe.
“Tengo la libertad de tomar libre cualquier día”, dijo.
Uber ha enfrentado críticas por lo que algunos han denominado como una influencia perjudicial en la industria del servicio de automóviles por las políticas de oleadas de precios en las que las tarifas se incrementan durante los períodos de alta demanda, y por socavar lo establecido para la contratación de los servicios de transporte.
Pero el viernes, los conductores insistieron en que el servicio ofrece oportunidades.
“No hay presión aquí”, dijo Leónidas Moran, quien se unió a la compañía en 2011 con un grupo de compañeros conductores del norte de Manhattan.
Desde su incorporación a Uber, me dijo que ha logrado comprar casas, tanto en Washington Heights como en la República Dominicana.
“Yo sé que mi dinero está en el banco cada semana”, dijo.
Su compañero conductor Keflom fue aún más contundente.
“Todos los conductores deben unirse a Uber”, comentó.
