Pride on parade
Orgullo en el desfile

Pride on parade
Story by Robin Elisabeth Kilmer

Cynthia Sinchi stood on tiptoes as she tried to get a glimpse of the floats and marchers on Fifth Avenue at the 56th Annual Puerto Rican Day Parade on Sun., Jun 9th.
With her was her friend Jason Thompson, visiting from Cleveland, Ohio.
Sinchi has been to the parade every year since she can remember.
Thompson, however, did not know what to expect from the parade.
“It’s my first time going something like this,” he admitted. “I’m a homebody.”
From where Sinchi and Thompson stood, only the floats were visible from over people’s heads.
But Sinchi came to do more than just observe.

Photo: C. Fonseca
“You come here and join your people,” said the proud Boricua from Washington Heights. “You feel like a force.”
Of the crowd, she noted that the parade offered an opportunity to see older people celebrate together with younger folks.
All ages wore Puerto Rican flags draped over their bodies, wrists, on their heads and some even adorned their pets in similar garb.
“It’s a mixed crowd,” she said.
Danny Terranova and his father, Armando, came to the parade from the Bronx.
They are not Puerto Rican, but they try to come to the parade every year.
The two are Ecuadorian, and attend the Ecuadorian Day Parade in Queens, but they also
like to support the other Latin American parades throughout the city.
“We enjoy the music,” said Danny.
“This is the biggest parade in New York, and it gets better every year. It’s progressed a lot,” observed Armando.
“There are more people coming from all over the world.”
7-year-old Alejandro González came directly from Guaynabo, Puerto Rico.
His father, Ernesto, lives in the Bronx.

Photo: C. Fonseca
This was the second time at the parade for the father-and-son duo.
“I like the police cars,” said the younger González.
Beyond the fleet of police cars, there was also a swarm of fire engines that rolled down Fifth Avenue. Their sirens’ wail competed fiercely with the sound of salsa and reggaeton booming from other parade floats.
“I try to enjoy my culture,” said Ernesto. “The city is a little tough for us, but we try to get together and make this happen. In every town in Puerto Rico, we celebrate a festival. We have parades, but they’re not as big as this.”
Arcadio Suárez did not come as far as Puerto Rico or the Bronx to enjoy the parade. Instead, he came from the historic epicenter of Puerto Rican life in New York City: El Barrio.
“I came here to meet my cousin,” he explained.
“I’m gonna represent,” he said as he waved his bandera enthusiastically. “I love my people.”
Suárez explained that everyone is related during the Parade.
“Whether you’re black or white, up or down, you’re Puerto Rican.”
Orgullo en el desfile
Historia por Robin Elisabeth Kilmer

Foto: R. Kilmer
Cynthia Sinchi se puso de puntillas mientras trataba de echar un vistazo a las carrozas y los manifestantes en la Quinta Avenida en el 56° Parada Anual del día de Puerto Rico, el pasado domingo 9 de junio.
Con ella estaba su amigo Jason Thompson, de visita desde Cleveland, Ohio.
Sinchi ha estado en el desfile todos los años desde que tiene memoria.
Thompson, sin embargo, no sabía qué esperar del desfile.
“Es la primera vez que asisto a algo como esto”, admitió. “Soy una persona hogareña”.
Desde donde Sinchi y Thompson estaban, sólo las carrozas eran visibles por encima de las cabezas de la gente.
Pero Sinchi vino a hacer algo más que observar.
“Vienes aquí y te unes a tu pueblo”, dijo la boricua orgullosa de Washington Heights. “Uno se siente como una fuerza”.

Foto: C. Fonseca
De la multitud, ella señaló que el desfile ofreció la oportunidad de ver a las personas mayores celebrar junto con gente más joven.
Personas de todas las edades llevaban banderas puertorriqueñas cubriendo sus cuerpos, en las muñecas, la cabeza y algunos incluso adornaron a sus mascotas con un atuendo similar.
“Es una multitud mixta”, dijo.
Terranova Danny y su padre, Armando, llegaron al desfile desde el Bronx.
No son de Puerto Rico, pero ellos tratan de ir al desfile cada año.
Los dos son ecuatorianos y asisten al desfile del día de Ecuador en Queens, pero también les gusta apoyar a los otros desfiles de América Latina en toda la ciudad.
“Nos gusta la música”, dijo Danny.
“Este es el mayor desfile en Nueva York y se pone mejor cada año. Ha progresado mucho”, señaló Armando. “Hay más gente viniendo de todas partes del mundo”.
Alejandro González, de 7 años de edad, vino directamente de Guaynabo, Puerto Rico.
Su padre, Ernesto, vive en el Bronx.
Esta fue la segunda vez en el Desfile para el dúo de padre e hijo.
“Me gustan las patrullas”, dijo el joven González.

Foto:C. Fonseca
Más allá de la flota de patrullas, había también un montón de coches de bomberos rodando por la Quinta Avenida. El sonido de las sirenas compitió ferozmente con el sonido de la salsa y el reggaeton que retumbaba desde otras carrozas.
“Trato de disfrutar de mi cultura”, dijo Ernesto. “La ciudad es un poco difícil para nosotros, pero tratamos de reunirnos y hacer que esto suceda. En todas las ciudades de Puerto Rico se celebra un festival. Tenemos desfiles pero no son tan grandes como este”.
Arcadio Suárez no fue tan lejos como Puerto Rico o el Bronx para disfrutar del desfile. En cambio, procedía del epicentro histórico de la vida puertorriqueña en Nueva York: El Barrio.
“He venido aquí para encontrarme con mi primo”, explicó.
“Voy a representar”, dijo mientras agitaba la bandera con entusiasmo. “Me encanta mi pueblo”.
Suárez explicó que todo el mundo se relaciona durante el desfile.
“Tanto si eres negro o blanco, estás feliz o triste, eres de Puerto Rico”.