
Using cancer research funding wisely
By Deepak A. Kapoor, MD
President, Advanced Urology Centers of New York

Americans are known for their charitable nature – nowhere is that more true than in our own state, where New Yorkers have generously donated $1.8 million to support prostate cancer research through deductions on their tax returns. Despite this generosity, recent reports suggest that the funds raised through these charitable efforts are not being distributed. This is particularly worrisome given the risks associated with prostate cancer. One out of six American men will have prostate cancer in their lifetime, including 17,090 men each year in New York State alone. Despite advances in early detection and treatment, prostate cancer remains the second leading cause of cancer death in men. The incidence and death rate is even higher for African-American men or those with a family history of this disease.
The true tragedy is that with early detection, prostate cancer is almost invariably curable. Since the advent of widespread PSA testing, statistics show the 10 year survival rate for prostate cancer has increased from 53 to over 97 percent. Simultaneously, the death rate from prostate cancer in the U.S. has decreased by nearly 40 percent. Unfortunately, there are no symptoms specific to early-stage prostate cancer – the only way to find the disease is to proactively look for it. Complicating detection efforts are men’s historical reticence to see physicians, particularly for health maintenance. These reservations were compounded by confusing and misleading guidelines released by the United States Preventative Services Task Force (USPSTF).
Recent data confirms that the USPSTF was completely off base in its efforts to ban PSA testing for all men. Rather, men need to be educated to talk to their doctors about their particular risk factors for prostate cancer, and develop a customized screening program is appropriate in the context of their overall health and wellness. Most importantly, patients need to understand that undergoing prostate cancer screening provides a piece of information that assists in making sound healthcare decisions. It is not an obligation to undergo further diagnostic testing, nor is it a commitment to undergo treatment even if fundamentally different than deciding whether to have further diagnostic testing or treatment if abnormalities are found.
The good news is that the resources donated by New Yorkers could save thousands of lives. A two-pronged approach focusing on education efforts in high-risk communities (often in lower income regions) on the importance of early detection coupled with screenings in these areas would detect many men in the cancer’s early, most curable stages.
In these difficult economic times, resources are strained and funds are limited. New Yorkers have risen to the challenge to help those stricken from prostate cancer. It is time that these funds are put to the use for which they were intended – saving lives.
Invirtiendo sabiamente en las investigaciones del cáncer
Por el Doctor en Medicina Deepak A. Kapoor
Centros de Urología Avanzada de Nueva York

Los estadounidenses son conocidos por su naturaleza caritativa – nada es que más cierto que en nuestro propio estado, donde los neoyorquinos han generosamente donado $1,8 millones para apoyar la investigación de cáncer de próstata mediante deducciones en sus declaraciones de impuestos. A pesar de esta generosidad, informes recientes sugieren que no se distribuyen los fondos recaudados a través de estos esfuerzos caritativos. Esto es particularmente preocupante dado los riesgos asociados con el cáncer de próstata. Uno de cada seis hombres estadounidenses tendrá cáncer de próstata en su vida, incluyendo a 17,090 hombres cada año en el estado de Nueva York solamente. A pesar de los avances en la detección temprana y el tratamiento, el cáncer de próstata sigue siendo el líder en la segunda causa de muerte por cáncer en hombres.
La incidencia y la tasa de mortalidad es aún mayor para los hombres afroamericanos o aquellos con antecedentes familiares de esta enfermedad.
La verdadera tragedia es que con la detección temprana, el cáncer de próstata es casi siempre curable. Desde el advenimiento de la prueba generalizada de PSA, las estadísticas muestran que la tasa de supervivencia de 10 años para el cáncer de próstata ha aumentado de 53 a más del 97 porciento. Al mismo tiempo, la tasa de mortalidad por cáncer de próstata en los Estados Unidos ha disminuido en casi un 40 porciento. Desafortunadamente, no hay síntomas específicos de la etapa temprana de cáncer de próstata – la única manera de encontrar la enfermedad es a través de la búsqueda proactiva. Lo que complica los esfuerzos de detección es la histórica reticencia de los hombres a ver a los médicos, especialmente para el mantenimiento de la salud. Estas reservas se agravaron por confusas y engañosas directrices publicadas por el Grupo Operativo de Servicios Preventivos de los Estados Unidos (USPSTF, por sus siglas en ingles).
Datos recientes confirman que el USPSTF estaba totalmente fuera de base en sus esfuerzos por prohibir la prueba de PSA para todos los hombres. Por el contrario, los hombres deben ser educados para hablar con sus médicos sobre sus factores de riesgo para el cáncer de próstata y deben saber que un programa personalizado de detección es lo apropiado en el contexto de su salud y bienestar general. Lo más importante es que los pacientes necesitan entender que el someterse a pruebas de cáncer de próstata proporciona una pieza de información que ayuda a tomar decisiones de atención médica
acertadas.
La buena noticia es que los recursos donados por los neoyorquinos podrían salvar miles de vidas.
Un enfoque de dos clavijas, enfocando los esfuerzos de educación en comunidades de alto riesgo (a menudo en las regiones de ingresos más bajos) sobre la importancia de la detección temprana junto con proyecciones en estas áreas podrían detectar a muchos hombres en etapas tempranas y más curables de cáncer.
En estos tiempos económicos tan difíciles, los recursos son inflexibles y los fondos son
limitados. Los neoyorquinos han aceptado el reto para ayudar a los afectados por cáncer de próstata. Es hora de que estos fondos sean utilizados para lo que fueron destinados – salvar vidas.