Time to Take Stock
Momento de análisis

Time to Take Stock
By Kathleen M. Pike
With the start of a new year, we all engage in some form of accounting – taking stock of the last twelve months and setting resolutions for those on the horizon. In doing so, almost universally, we focus on aspects of our lives that are intimately associated with our mental health and wellbeing.
Here are five mental health priorities that were in the news in 2018 and that will need ongoing attention in 2019.

1. Substance use, abuse and addiction. The United States is in the midst of a public health crisis when it comes to opioid abuse and addiction. The good news is that national funding and state efforts are in high gear to expand treatment options and improve pain management strategies that prevent addiction and overdose, including, for example, The Helping to End Addiction Long-term (HEAL) initiative. Some other good news is that tobacco smoking is down in many places around the world, including France, the United States, and Russia. Teenage drinking is also down across the European continent, with Britain reporting the largest decline.
Given declining rates of tobacco use in high-income countries, low and middle-income countries are increasingly becoming commercial targets. The opportunity going forward is to share information globally. Access to evidence-based strategies that have been effective in one part of the world so that they can be considered and adapted in other parts of the world will ensure that we are not wasting time and resources reinventing the wheel.

2. Gender, sexuality and mental health. We have witnessed tremendous progress in terms of enhanced understanding of gender and human sexuality: India’s highest court decriminalized gay sex in 2018, a century-old law that they described as “irrational, indefensible, and manifestly arbitrary.” Similar policy changes occurred in other parts of the world, including Costa Rica, Lebanon, and Trinidad and Tobago. And Pakistan passed a law guaranteeing basic rights for transgender citizens and outlawing discrimination by employers. However, many countries still criminalize homosexuality and transgender people. Human rights violations, prejudice and discrimination follow, and this leads to serious mental health problems, including increased rates of suicide among the LGBTQ community. Research on gender and sexuality – from basic biology to social policy – needs to be a priority going forward so that we can advance evidence-based policymaking, promote mental health and achieve basic human rights for all.

3. Technology and mental health. Thanks to technology, we are more connected than ever, but the same technology that connects us is also associated with mental health problems. Increased rates of depression associated with social media hit the news in 2018 in a big way. Another technology-related disorder is Gaming Disorder, which was announced in 2018 as a newcomer to the ICD-11. The upside of technology and mental health is equally awesome. We now have the capacity to conduct research that has never been possible before. Two examples include the Genome Wide Association Study that is helping us understand the genetics of mental health conditions as well as other disorders. Another example is the Global Clinical Practice Network that now has over 15,000 clinicians who engage in research and contribute input to the development of the ICD-11 guidelines for mental health and substance use disorders.
4. Mental health awareness and education. It has been a long time coming, but there is no doubt that mental health is now part of the story of global heath and development. In 2015, mental health was included in the Sustainable Development Goals. In the United States, New York and Virginia became the first two U.S. states to enact laws in 2018 that require mental health education in schools. The United Nations, USAID, Wellcome Trust and other such organizations have identified mental health as integral to public health and economic development. I believe we have reached a tipping point in terms of awareness. The challenge going forward is how to translate greater knowledge into action.

5. Generations X, Y, Z and Beyond. We need to focus on youth if we are to improve public mental health. The majority of mental disorders emerge by the time we are in our mid-twenties. Mental disorders, particularly depression and anxiety, are common among youth. Suicide, which is often associated with depression and substance use, is one of the leading causes of death in adolescents in all regions of the world. Existing models of care are not sufficient to meet the demand for services. The good news is that young people are talking about their mental health needs and seeking support at higher rates than previous generations. I also would highlight findings from a recent survey indicating that around the world young people tend to be more optimistic than adults in their own countries. In Kenya, Mexico, China, Nigeria and India, nine in 10 teenagers reported feeling positive about their future. And optimism is key to mental health.
When it comes to mental health, we’ve come a long way, and we have a long way to go.
Hello 2019; Goodbye 2018.
Kathleen M. Pike, PhD is Professor of Psychology and Director of the Global Mental Health Program at the Columbia University Medical Center (CUMC). For more information, please visit cugmhp.org or call 646.774.5308.
Momento de análisis
Por Kathleen M. Pike
Con el inicio de un nuevo año, todos nos involucramos en algún tipo de recuento: hacer un balance de los últimos doce meses y establecer propósitos para aquellos en el horizonte. Al hacerlo, casi universalmente, nos enfocamos en aspectos de nuestras vidas que están íntimamente asociados con nuestra salud mental y bienestar.
Aquí hay cinco prioridades de salud mental que estaban en las noticias en 2018 y que necesitarán atención continua en 2019.

1. Uso de sustancias, abuso y adicción. Los Estados Unidos se encuentran en medio de una crisis de salud pública en lo que respecta al abuso de opioides y la adicción. La buena noticia es que la financiación nacional y los esfuerzos estatales están a toda máquina para expandir las opciones de tratamiento y mejorar las estrategias de manejo del dolor que previenen la adicción y la sobredosis, incluida, por ejemplo, la iniciativa Ayuda para Poner Fin a la Adicción de Largo Plazo (HEAL, por sus siglas en inglés). Otra buena noticia es que el consumo de tabaco ha disminuido en muchos lugares del mundo, incluyendo Francia, los Estados Unidos y Rusia. El consumo de alcohol también ha disminuido en todo el continente europeo, con Gran Bretaña reportando el mayor descenso.
Dada la disminución de las tasas de consumo de tabaco en los países de ingresos altos, los países de ingresos bajos y medios se están convirtiendo cada vez más en objetivos comerciales. La oportunidad de cara al futuro es compartir información a nivel mundial. El acceso a estrategias efectivas -con base en evidencias- en una parte del mundo para que puedan ser consideradas y adaptadas en otras partes del mundo, asegurará que no estemos perdiendo tiempo y recursos reinventando la rueda.

2. Género, sexualidad y salud mental. Hemos sido testigos de un tremendo progreso en términos de una mejor comprensión del género y la sexualidad humana: la corte superior de India despenalizó el sexo gay en 2018, una ley de un siglo de antigüedad que describieron como “irracional, indefendible y manifiestamente arbitraria”. Cambios similares en las políticas ocurrieron en otras partes del mundo, incluyendo Costa Rica, el Líbano y Trinidad y Tobago. Y Pakistán aprobó una ley que garantiza los derechos básicos de los ciudadanos transexuales y prohíbe la discriminación de parte de los empleadores. Sin embargo, muchos países aún criminalizan la homosexualidad y a las personas transgénero. Las violaciones de los derechos humanos, los prejuicios y la discriminación siguen, y esto conduce a graves problemas de salud mental, incluyendo el aumento de las tasas de suicidio en la comunidad LGBTQ. La investigación sobre género y sexualidad, desde la biología básica hasta la política social, debe ser una prioridad en el futuro para que podamos avanzar en la formulación de políticas basadas en hechos concretos, promover la salud mental y lograr derechos humanos básicos para todos.

3. La tecnología y la salud mental. Gracias a la tecnología, estamos más conectados que nunca, pero la misma tecnología que nos conecta también está asociada con problemas de salud mental. El aumento de las tasas de depresión asociadas a las redes sociales llegó a las noticias en 2018 de manera considerable. Otro trastorno relacionado con la tecnología es la adicción a los videojuegos, anunciada en 2018 como una recién llegada a la CIE-11. El aspecto positivo de la tecnología y la salud mental es igualmente impresionante. Ahora tenemos la capacidad de realizar investigaciones que nunca antes habían sido posibles. Dos ejemplos incluyen el Estudio de Asociación del Genoma Completo, que nos ayuda a comprender la genética de las condiciones de salud mental y otros trastornos. Otro ejemplo es la Red de Práctica Clínica Global, que ahora cuenta con más de 15,000 médicos clínicos que participan en la investigación y contribuyen al desarrollo de las directrices de la CIE-11 para la salud mental y los trastornos por uso de sustancias.
4. Sensibilización y educación de la salud mental. Ha transcurrido mucho tiempo, pero no hay duda de que la salud mental es ahora parte de la historia de la salud y el desarrollo mundial. En 2015, la salud mental se incluyó en los Objetivos de Desarrollo Sostenible. En los Estados Unidos, Nueva York y Virginia se convirtieron en los dos primeros estados de los Estados Unidos en promulgar leyes en 2018 que requieren educación sobre salud mental en las escuelas. Las Naciones Unidas, USAID, Wellcome Trust y otras organizaciones similares han 16identificado la salud mental como parte integral de la salud pública y el desarrollo económico. Creo que hemos alcanzado un momento crítico en términos de conciencia. El desafío a seguir es cómo traducir un mayor conocimiento en acción.

5. Generaciones X, Y, Z y más allá. Debemos centrarnos en los jóvenes si queremos mejorar la salud mental pública. La mayoría de los trastornos mentales surgen cuando estamos a mediados de nuestros años veinte. Los trastornos mentales, particularmente la depresión y la ansiedad, son comunes entre los jóvenes. El suicidio, que a menudo se asocia con la depresión y el consumo de sustancias, es una de las principales causas de muerte en adolescentes en todas las regiones del mundo. Los modelos de atención existentes no son suficientes para satisfacer la demanda de servicios. La buena noticia es que los jóvenes hablan sobre sus necesidades de salud mental y buscan apoyo a tasas más altas que las generaciones anteriores. También destacaría los resultados de una encuesta reciente que indica que en todo el mundo los jóvenes tienden a ser más optimistas que los adultos en sus propios países. En Kenia, México, China, Nigeria e India, nueve de cada 10 adolescentes reportaron sentirse positivos sobre su futuro. Y el optimismo es clave para la salud mental.
En lo que respecta a la salud mental, hemos recorrido un largo camino y tenemos un largo camino por recorrer.
Hola 2019; adiós 2018.
Kathleen M. Pike, PhD, es profesora de Psicología y directora del Programa Mundial de Salud Mental en el Centro Médico de la Universidad Columbia (CUMC, por sus siglas en inglés). Para obtener más información, por favor visite cugmhp.org o llame al 646.774.5308.