The workers among us

The workers among us
By John Samuelsen
MTA bus operators carry more than two million passengers every day over the most difficult routes in the world, constantly congested with traffic and pedestrians.

The Transport Workers Union, Local 100, alone represents more than 10,000 of these operators. It would be nearly impossible to find someone living in this city for any length of time who does not count a TWU/MTA bus operator as a friend, relative, neighbor or acquaintance.
Bus operators, thanks to strong union contracts, have good jobs and are pillars of their communities.
Now, these same men and women are being criminalized by the new Vision Zero law.
Last year, the Vision Zero law was enacted to stiffen penalties on drivers who fail to yield to pedestrians or cyclists who have the right of way. This law was meant to curb reckless driving and prevent drivers from fleeing the scene of an accident.
Within the past few months, however, the law has been interpreted to justify automatic arrests of on-duty bus operators involved in traffic incidents, even when there is no evidence of reckless driving. This has resulted in the harsh criminalization of hardworking public servants and the denial of their right to due process.
Arresting bus operators in uniform further adds to the trauma of the incident and tragic injuries or the loss of life.
Bus operators are already required to adhere to strict New York State 19a regulations. As such, they undergo an annual check of their driving record, regular observation of their defensive driving performance by MTA supervision, biennial driving tests, and biennial written or oral exams. Should an accident occur during a bus operator’s tour of duty, he or she must comply with a review at the scene of the incident, a full investigation, and, if warranted, police arrest at a later date for reckless driving.
Due to this rigorous process in place over the last 26 years, bus operators have progressively decreased injury rates from ten per million miles traveled to five.
Subjecting bus operators to undeserved arrests does not solve the issue of dangerous hit-and-run driving. In fact, out of 403,170 total vehicles involved in collisions in New York City in 2013, 0.05% – 201 vehicles – were city buses. The worst perpetrators are drivers of private passenger vehicles. Therefore, focusing on the enforcement of bus operators and mandating that they face charges from multiple agencies is an ineffective allocation of taxpayer dollars.
We support the goals of Vision Zero, that being safer streets.
But bus operation must not be criminalized.
Los trabajadores entre nosotros
Por John Samuelsen
Los operadores de autobuses MTA llevan a más de dos millones de pasajeros diarios sobre las rutas más difíciles en el mundo, constantemente congestionadas con tráfico y peatones.
El Sindicato de Trabajadores del Transporte, Local 100, representa por sí solo a más de 10,000 de estos operadores. Sería casi imposible encontrar a alguien que viva en esta ciudad que no conozca a un operador de autobuses TWU/MTA, ya sea un amigo, un pariente, un vecino o un conocido.
Los operadores de autobuses, gracias a los fuertes contratos sindicales, tienen buenos trabajos y son pilares de sus comunidades.
Ahora, estos mismos hombres y mujeres están siendo criminalizados por la nueva ley Vision Zero.

El año pasado, la ley Vision Zero se promulgó para endurecer las sanciones a los conductores que no ceden el paso a los peatones o ciclistas que tienen el derecho de paso. Esta ley pretendía frenar el manejo imprudente y evitar que los conductores huyeran de la escena de un accidente.
En los últimos meses, sin embargo, la ley ha sido interpretada para justificar las detenciones automáticas de los operadores de autobuses de guardia involucrados en incidentes de tráfico, incluso cuando no hay pruebas de manejo imprudente de su parte. Esto ha resultado en la dura penalización de los servidores públicos que trabajan y se esfuerzan, además de negarles su derecho a un debido proceso.
Arrestar a los operadores de autobuses en uniforme aumenta el trauma del incidente y las lesiones trágicas o la pérdida de la vida.
Los operadores de autobuses están obligados a cumplir con las estrictas regulaciones 19 del estado de Nueva York. Como tal, se someten a una revisión anual de su historial de manejo, a la observación periódica de sus capacidades de manejo defensivo bajo la supervisión de MTA, a pruebas bienales de manejo y a exámenes bienales escritos u orales. En caso de un accidente durante el recorrido de un operador de autobús, él o ella debe cumplir con una revisión en el lugar de los hechos, una investigación completa, y, si se justifica, la detención policial en una fecha posterior por manejo imprudente.
Debido a este riguroso proceso puesto en marcha durante los últimos 26 años, los operadores de autobuses han disminuido progresivamente las tasas de lesiones de diez por cada millón de millas recorridas, a cinco.
Someter a los operadores de autobuses a detenciones inmerecidas no resuelve el problema del manejo peligrosa ni de los conductores fugitivos. De hecho, del total de los vehículos involucrados en colisiones en la ciudad de Nueva York en 2013 -403,170- sólo el 0.05% -201 vehículos- fueron autobuses de la ciudad. Los peores responsables son los conductores de vehículos privados de pasajeros. Por lo tanto, centrarse en los operadores de autobuses y ordenar que enfrenten cargos de múltiples agencias es una asignación ineficiente de los dólares de los contribuyentes.
Apoyamos los objetivos de Vision Zero de tener calles más seguras, pero la operación del autobús no debe ser criminalizada.