
The A+ benefits of E
Story by Gregg McQueen

Alzheimer’s disease afflicts approximately 5 million Americans, and those that suffer from the progressive brain disorder struggle with common tasks of daily living, placing considerable strain on family and caregivers.
Though the disease is irreversible, what if an answer to helping patients conduct everyday activities was contained in a simple vitamin pill?
New research led by the Icahn School of Medicine at the Mount Sinai Medical Center shows that vitamin E may slow functional decline in patients with mild-to-moderate Alzheimer’s disease.
Improved ability for daily tasks such as cooking, shopping, paying bills and cleaning can allow people with Alzheimer’s to remain independent longer and reduce reliance on caregivers.
“Our clinical trial showed that vitamin E delays progression of functional decline by 19 percent per year,” said Mary Sano, PhD, Director of the Alzheimer’s Disease Research Center at Icahn School of Medicine at Mount Sinai, who served as a trial co-investigator.
These findings could have substantial impact, as vitamin E is inexpensive and easy to purchase at any local pharmacy.
Rather than needing an expensive pharmaceutical, Alzheimer’s patients could be aided by a readily available vitamin.
Patients with Alzheimer’s are typically prescribed medications known as cholinesterase inhibitors, which appear to slow the advancement of symptoms.

“Other than those medications, we have had very little to offer patients in the mild stages,” remarked Dr. Sano, who is also Director of Research at the James J. Peters Veteran’s Administration Medical Center in the Bronx.
“This study is the first to show an added benefit for vitamin E in mild-to-moderate disease,” said Kenneth Davis, MD, Chief Executive Officer and President of the Mount Sinai Health System.
He added that based on the clinical trial’s strong results, the vitamin should be offered as a treatment strategy for patients with milder forms of Alzheimer’s.
Dr. Sano had previously assisted a study on the effect of vitamin E in patients with more severe Alzheimer’s disease. She found that the vitamin slowed disease progression in that group of patients as well.
“This time, we were interested in seeing if we could get some benefit at the mild stage of the disease,” she noted.
A group of 613 patients with mild-to-moderate Alzheimer’s disease participated in the study, which was launched in August 2007 and completed in September 2012, and conducted at several Veterans Affairs medical centers.
As part of the trial, patients were given doses of vitamin E, the Alzheimer’s drug memantine, a combination of both, or a placebo.
Subjects were graded on a scale of how much assistance was needed for daily activities, like preparing meals, handling finances, shopping, traveling and getting dressed.

“The vitamin E groups showed a delay in the deterioration of their functional abilities, over those who were given a placebo,” said Dr. Sano.
Though the new study showed no added benefit for memory and cognitive testing with the vitamin, Dr. Sano believes that the advantages revealed by the trial are important in more ways than one.
“We also found a reduction in the amount of caregiver time that was required for these patients, about two fewer hours a day,” she explained.
“That’s a very significant benefit over time.”
The Mount Sinai research was published online in the January 1, 2014 edition of Journal of the American Medical Association.
“We see the advantage of vitamin E above and beyond the Alzheimer’s medications that also have their own benefit,” said Dr. Sano. “This study speaks to the safety of using drugs in combination to get this added benefit.”
She cautioned that the vitamin would not prevent people from getting Alzheimer’s, which has no known cure. And though many people consider vitamins to be benign, a physician should be consulted before taking large dosages.
Predicted Dr. Sano, “I think the next thing we’ll see is important organizations evaluating this study and new information and determining what is a good guideline for physicians to use when making decisions about adding vitamin E for their Alzheimer’s patients.”
Los excelentes beneficios de la vitamina E
Historia por Gregg McQueen

La enfermedad de Alzheimer afecta aproximadamente a 5 millones de estadounidenses. Aquellos que sufren del trastorno progresivo cerebral luchan con las tareas comunes de la vida diaria, colocando una carga considerable sobre la familia y los cuidadores.
Aunque la enfermedad es irreversible, ¿qué pasaría si la respuesta para ayudar a los pacientes a realizar las actividades cotidianas estuviera contenida en una simple píldora de vitaminas?
Una nueva investigación dirigida por la Escuela de Medicina Icahn en Monte Sinaí muestra que la vitamina E puede retrasar el deterioro funcional en pacientes con enfermedad de Alzheimer leve a moderada.
Una mejor capacidad para realizar tareas diarias como cocinar, ir de compras, pagar las cuentas y limpiar puede permitir que las personas con Alzheimer se mantengan independientes más tiempo, reduciendo la dependencia de los cuidadores.
“Nuestro ensayo clínico mostró que la vitamina E retrasa la progresión del deterioro funcional en un 19 por ciento por año”, dijo Mary Sano, PhD, directora del Centro Investigación de la Enfermedad de Alzheimer en la escuela Icahn de Medicina de Monte Sinaí, quien sirvió como co-investigadora de prueba.
Estos hallazgos podrían tener un impacto sustancial, dado que la vitamina E es económica y fácil de adquirir en cualquier farmacia local.
En lugar de tener un producto farmacéutico caro, los pacientes de Alzheimer pueden ser ayudados por una vitamina fácilmente disponible.
A los pacientes con enfermedad de Alzheimer se les prescriben medicamentos conocidos como inhibidores de colinesterasa, que parecen frenar el avance de los síntomas.

“Aparte de esos medicamentos, hemos tenido muy poco que ofrecer a los pacientes en las etapas leves”, remarcó la Dra. Sano, quien también es directora de investigación en el Centro Médico de la Administración de Veteranos James J. Peters en el Bronx.
“Este estudio es el primero en mostrar un beneficio adicional para la vitamina E en la enfermedad leve a moderada”, dijo Kenneth Davis, MD, director general y presidente del Sistema de Salud de Monte Sinaí.
Agregó que de acuerdo con los sólidos resultados del ensayo clínico, la vitamina se debe ofrecer como estrategia de tratamiento para pacientes con formas más leves de la enfermedad de Alzheimer.
La Dra. Sano asistió previamente un estudio sobre el efecto de la vitamina E en pacientes con enfermedad más severa de Alzheimer. Ella encontró que la vitamina retarda el progreso de la enfermedad en este grupo de pacientes también.
“Esta vez, estábamos interesados en ver si podíamos conseguir algún beneficio en la fase leve de la enfermedad”, notó.
Un grupo de 613 pacientes con enfermedad de Alzheimer leve a moderada participaron en el estudio, que fue lanzado en agosto de 2007, terminó en septiembre de 2012, y se llevó a cabo en varios centros médicos de Asuntos de Veteranos.
Como parte del estudio, los pacientes recibieron dosis altas de vitamina E, memantina -la droga del Alzheimer-, una combinación de ambas, o un placebo.
Los sujetos fueron clasificados en una escala de cuánta ayuda requerían para las actividades cotidianas, como preparar comidas, manejar las finanzas, ir de compras, viajar y vestirse.

“Los grupos de vitamina E mostraron un retraso en el deterioro de sus capacidades funcionales, sobre los que recibieron un placebo”, dijo la Dra. Sano.
Aunque el nuevo estudio no mostró ningún beneficio adicional para la memoria ni las pruebas cognitivas con la vitamina, la Dra. Sano cree que las ventajas reveladas por el estudio son importantes en más de un sentido.
“También encontramos una reducción en la cantidad de tiempo que se necesitaba del cuidador para estos pacientes, alrededor de dos horas menos al día”, explicó.
“Eso es un beneficio muy significativo en el tiempo”.
La investigación del Monte Sinaí fue publicada en línea en la edición del 1 de enero de 2014 de Journal of the American Medical Association.
“Vemos la ventaja de la vitamina E por encima y más allá de los medicamentos para el Alzheimer que también tienen su propio beneficio”, dijo la Dra. Sano. “Este estudio habla de la seguridad de usar fármacos combinados para obtener este beneficio agregado”.
Advirtió que la vitamina no impediría que las personas contraigan la enfermedad de Alzheimer, que no tiene cura conocida. Y aunque muchas personas consideran que las vitaminas son benignas, un médico debe ser consultado antes de tomar grandes dosis.
La predicción de la Dra. Sano: “creo que lo siguiente que veremos es a importantes organizaciones evaluando este estudio y la nueva información, y determinando lo que es una buena guía para que los médicos la utilicen la hora de tomar decisiones acerca de cómo incorporar la vitamina E al tratamiento de los pacientes para la enfermedad de Alzheimer”.