Project Perejil
Proyecto Perejil

Project Perejil
Story by Sherry Mazzocchi

Photo: Cynthia Carrión
Edward Paulino always loved visiting the Dominican Republic.
Growing up the 80’s, his Lower East Side life included the projects and a sprawling crack epidemic. It was a sharp contrast with a land that was always bright and sunny. He’d time outside, working on his family’s farm and riding horses.
Though he was American, his cibaeño accent gave him social capital. He got all of the jokes and the double entendres. He thought he was an insider.
But all of that changed in an instant.
“It was like a punch in the gut,” he said in recollection of his view of his family’s native land shifted.
Eddie’s Perejil, kicks off the sixth season of the People’s Theatre Project on Sept. 20 at the Alianza Dominicana Cultural Center. The 20-minute, one-man play is a departure for the ambitious Washington Heights theater group.

Photo: Tony Savino
The autobiographical play recounts how Paulino first found out about the 1937 Parsley Massacre ordered by President Rafael Leónidas Trujillo Molina. It is estimated that anywhere from 2,000 to 30,000 people were killed with machetes and bayonets.
Paulino teaches global history and the history of genocide at John Jay College.
The play is an emotional journey about coming to terms with the country he loves.
“Eddie created this play as a way to heal and move forward,” said Mino Lora, co-founder of the People’s Theatre Project.
The play is also part of a larger event that includes a photo exhibit by Tony Savino, and a conversation with Paulino, Claudia De La Cruz of Da Urban Butterflies and Angela Fernández of the Northern Manhattan Coalition for Immigrant Rights. The event is produced in part by novelists Junot Díaz and Julia Álvarez.

“I’m not a playwright or an actor,” Paulino said. “But I needed an outlet. I felt compelled to express myself in this way.”
The play takes its name from the method Dominican soldiers used to distinguish Haitians from Dominicans. People were asked to pronounce perejil, or the Spanish word for parsley.
The two groups say it differently. Dominicans tend to trill their r’s.
But anyone responding in the broader, flatter Haitian accent was killed.
“It’s important to remember that many Dominicans were killed, too,” he said.
Paulino first found out about the Haitian massacre when he was 20, doing research for his thesis. Sifting through a box of documents at the Franklin D. Roosevelt Library in Hyde Park, New York, he came across a diplomatic communiqué from the U.S. ambassador to the Dominican Republic, R. Henry Norweb, to President Franklin D. Roosevelt.

Photo: borderoflights.org
The words “systematic campaign of extermination” jumped out at him. Since then, he’s spent nearly two and a half decades of his academic career researching genocide and the Haitian Massacre in particular. His book on the subject is due out in 2015.
“We’ll never know why he ordered the massacre,” Paulino said. It’s often claimed Trujillo wanted to “lighten” the country by eliminating darker-skinned Haitians who surreptitiously crossed the border into the Dominican Republic.
But power and control were also important to a despotic ruler obsessed with details, dress uniforms and who demanded that nearly every structure in his country be named after him or a family member.
“Part of it was that he was trying to regulate the region of the country that was historically difficult to govern,” Paulino said. The porous border was a weak spot where insurgents could attack the government and easily escape.

“It was another way to project power in the region where the state had been historically weak,” he said.
Paulino, with Julia Álvarez and other activists, is also the co-founder Border of Lights. The organization devotes time each year along the border to bring people together through art and other programs.
It’s been more than 75 years since the Parsley Massacre, but its effects are still felt in both Hispaniola and throughout the diaspora.
“The legacy is in the difficulty of Dominicans of Haitian descent trying to acquire citizenship, and what it means to be Dominican in the 21st century,” he said. “We still see this debate on who can be included in the Dominican melting pot as equal citizens.”
To find out more about the play, please visit www.peoplestheatreproject.org.
To find out more about the Border of Lights events from October 3rd – 5th, please visit www.borderoflights.org.
Proyecto Perejil
Historia por Sherry Mazzocchi

Foto: Cynthia Carrión
Edward Paulino siempre amó visitar la República Dominicana.
Al crecer durante los años 80, su vida en el Lower East Side incluyó los proyectos y una epidemia de crack en expansión. Fue un agudo contraste con una tierra que siempre estaba brillante y soleada. Tenía tiempo fuera, trabajando en la finca de su familia y montando caballos.
A pesar de que era estadounidense, su acento cibaeño le daba el capital social. Él entendía todas las bromas y los dobles sentidos. Pensaba que era información privilegiada.
Pero todo eso cambió en un instante.
“Fue como un puñetazo en el estómago”, dijo recordando cómo fue desplazada la visión de la tierra natal de su familia.
Eddie’s Perejil arranca la sexta temporada del Proyecto de Teatro del Pueblo el 20 de septiembre en el Centro Cultural Alianza Dominicana. La obra de 20 minutos de un solo hombre es una salida para el ambicioso grupo de teatro de Washington Heights.
La obra autobiográfica narra cómo Paulino se enteró de la masacre del Perejil de 1937 ordenada por el presidente Rafael Leónidas Trujillo Molina. Se estima que entre 2,000 y 30,000 personas fueron asesinadas con machetes y bayonetas.

Foto: borderoflights.org
Paulino enseña historia mundial y del genocidio en el John Jay College.
La obra es un viaje emocional sobre llegar a un acuerdo con el país que ama.
“Eddie creó esta obra como una forma de sanar y seguir adelante”, dijo Mino Lora, cofundador del Proyecto de Teatro del Pueblo.
La obra es también parte de un evento más grande que incluye una exposición fotográfica de Tony Savino y una conversación con Paulino, Claudia De La Cruz de Da Urban Butterflies y Ángela Fernández, de la Coalición del Norte de Manhattan por los Derechos de los Inmigrantes. El evento es producido en parte por los novelistas Junot Díaz y Julia Álvarez.
“Yo no soy un dramaturgo ni un actor”, dijo Paulino. “Pero necesitaba una válvula de escape. Me sentí obligado a expresarme de esta manera”.

La obra toma su nombre del método que los soldados dominicanos utilizaban para distinguir a los haitianos de los dominicanos. Le pedían a las personas a pronunciar perejil.
Los dos grupos lo dicen diferente. Los dominicanos tienden a hacer vibrar sus “erres”.
Pero cualquiera que respondiera en el acento haitiano más plano y amplio era asesinado.
“Es importante recordar que muchos dominicanos fueron asesinados también”, dijo.
Paulino se enteró por primera vez de la masacre haitiana haciendo una investigación para su tesis cuando tenía 20 años. Revisando concienzudamente una caja de documentos en la Biblioteca Franklin D. Roosevelt en Hyde Park, Nueva York, se encontró con un comunicado diplomático del embajador de Estados Unidos en la República Dominicana, R. Henry Norweb, para el presidente Franklin D. Roosevelt.

Foto: borderoflights.org
Las palabras “campaña sistemática de exterminio” le brincaron. Desde entonces, han pasado casi dos y media décadas de su carrera académica investigando el genocidio y la masacre haitiana en particular. Su libro sobre el tema saldrá en 2015.
“Nunca sabremos por qué ordenó la masacre”, dijo Paulino. A menudo se afirma que Trujillo quería “aclarar” al país eliminando a los haitianos de piel más oscura, quienes cruzaron la frontera subrepticiamente hacia la República Dominicana.
Pero el poder y el control también fueron importantes para un gobernante déspota, obsesionado con los detalles y los uniformes de gala y que exigía que casi todas las estructuras de su país fueran nombradas en su honor o en el de un miembro de la familia.
“Parte de esto fue que trataba de regular la región del país que había sido históricamente difícil de gobernar”, dijo Paulino. La porosa frontera era un punto débil donde los insurgentes podían atacar al gobierno y escapar fácilmente.

“Fue otra manera de proyectar el poder en la región donde el estado había sido históricamente débil”, dijo.
Paulino, con Julia Álvarez y otros activistas, es también cofundador de Border of Lights. La organización dedica tiempo cada año a lo largo de la frontera para unir a las personas a través del arte y otros programas.
Han pasado más de 75 años desde la Masacre del Perejil, pero sus efectos todavía se hacen sentir tanto en La Española como en toda la diáspora.
“El legado está en la dificultad de los dominicanos de ascendencia haitiana que tratan de adquirir la ciudadanía, y lo que significa ser dominicano en el siglo XXI”, dijo. “Todavía vemos este debate desde la óptica de quiénes puede ser incluido en el crisol dominicano como ciudadanos iguales”.
Para conocer más sobre la obra, por favor visite www.peoplestheatreproject.org.
Para conocer más sobre los eventos de Border of Lights del 3 al 5 de octubre, por favor visite www.borderoflights.org.