
Passing Glances: The inner life revealed, and on display
Story and photos by Sherry Mazzocchi
Video by Sherry Mazzocchi

The seductive power of Fort Tryon Park is at its peak.
The combination of warm weather, bird songs, the scent of flowers blooming colors are a rare delight for city-dwellers’ senses.
But this spring, there are thirteen new reasons to visit the park.
“Passing Glances”is a recently installed sculpture exhibit in the Park that warrants a visit longer than its name suggest.
Created by Washington Heights artist Peter Bulow, this baker’s dozen of busts lines the Stan Michaels Promenade, just off the park’s main entrance at 191st Street.
The exhibit captures New York’s phenomenal diversity.
A Bangladeshi woman elegantly drapes a shawl over her head. A Sikh strikes a meditative pose. An Orthodox Jew wearing a round hat and payot looks inward in mid-prayer. A mother and child embrace.
Bulow takes inspiration from his fellow A-train riders. In addition to being a sculptor, painter and playwright, he’s also a psychiatrist. He brings along a hunk of clay on his morning commute.
When he spots someone interesting, he transforms the clay into their likeness.
Bulow is prolific. He has created about 400 palm-sized sculptures during his daily travels. He enlarged 13 of his favorites for the show.
Last year, Bulow exhibited several of original small sculptures at the Northern Manhattan Arts Alliance. “A lot of people wanted to hire him, commission him,” said Sandra García-Betancourt, Executive Director of The Northern Manhattan Arts Alliance (NoMAA).

NoMAA, along with JP MorganChase, provided funding for the Fort Tryon Park show.
The decision to immortalize someone in clay is based on appearances, in part, but Bulow notes that it can go a bit beyond that.
“Sometimes it’s an attitude. What I seem to glean from a person is a mood or their personality,” Bulow said.
Bulow said he has always been interested in people’s inner lives. As a psychiatrist, he explores those realms to help people identify and get over what causes them pain.
But with sculpture, Bulow said he’s trying to take an inner life and make it visible so other people can connect to it.
“It’s making material things, but the material things are kind of spiritual things and emblems of the invisible,” he noted.
Betancourt said Bulow’s psychiatric training is evident in his art because he so easily evokes his subjects’ interior life through their expression.
“I think it’s interesting because artists are always exploring that,” she said. “They are always solving riddles about life.”
He is not merely copying a face in the subway. “He is trying to get the soul,” she said, “and get what is behind the face.”
Both Bulow’s home and art studio are both overflowing with artwork.
The original clay sculptures look like disembodied mythic or fairy tale figures. On a recent visit, he picked up a small clay head that was enlarged for the Fort Tryon Park show and remembered the instance of its creation.

The sculpture, entitled Fur, 42nd St., features a woman in a large fur parka hood settled on her shoulders. Her head is covered and her long hair is wrapped up, resembling a coil of rope.
“I remember being struck by how contented and how sort of at peace she looked with herself,” he said. “I think that’s why I did this sculpture.”
Betancourt said parks typically have sculptures of famous dead people.
But this exhibit of obscure living New Yorkers has an almost magical effect. “I would say that their soul grows. They are taking the subway, but they are here, too.”
Dando Vistazos: La vida íntima revelada, y expuesta
Historia y fotos por Sherry Mazzocchi
Video por Sherry Mazzocchi

El poder seductivo de Fort Tyron Park está en su apogeo.
La combinación de la cálida temperatura, el canto de las aves, el aroma de los radiantes colores de las flores constituyen un raro deleite para los sentidos de los residentes de la ciudad.
Pero en esta primavera, existen trece nuevas razones por las cuales visitar el parque.
“Dando Vistazos” es una recién instalada exhibición escultórica en el Parque la cual garantiza una visita mayor de lo que su nombre sugiere.
Creada por el artista de Washington Heights Peter Bulow, los bustos de esta maestro bordean el Paseo de Stan Michaels, justo al salir de la entrada principal en la calle 191.
La muestra capta la fenomenal diversidad de Nueva York.
Una elegante mujer de Bangladesh envuelve una manta sobre su cabeza. Un Sikh adopta una pose meditativa. Un judío ortodoxo luciendo un sombrero redondo y payot aparece introspectivo en medio de oración. Una madre y su hijo se abrazan.
Bulow se inspira en sus compañeros del tren A. Además de ser escultor, pintor y dramaturgo, es también siquiatra. Cuando viaja en la mañana trae consigo un pedazo de arcilla.
Cuando ve a alguien interesante, transforma la arcilla a su semejanza.
Bulow es prolífico. En el transcurso de sus viajes diarios, ha creado unas 400 esculturas del tamaño de la palma. Para la exhibición ha ampliado 13 de sus favoritas.
El pasado año, Bulow exhibió varias esculturas pequeñas en la Alianza de las Artes del Norte de Manhattan (NoMAA por sus siglas en inglés). “Mucha gente quería contratarle, encargarle”, dijo Sandra García-Betancourt, Directora Ejecutiva de NoMAA.

NoMA, conjuntamente con JP MorganChase, proporcionaron financiamiento para la exhibición de Fort Tyron Park.
La decisión de inmortalizar a alguien en arcilla se basa en apariencias, en parte, pero Bulow destaca que puede ir más allá.
“En ocasiones es una actitud. Lo que al parecer yo extraigo de una persona es un humor o su personalidad”, expresó Bulow.
Bulow dijo que el siempre ha estado interesado en la vida interior de la gente. Como siquiatra, el explora aquellos dominios que ayudan a la gente identificar y superar lo que le ocasiona dolor.
Pero con la escultura, Bulow dice que el trata de tomar la vida interior y hacerla visible de manera que otra gente pueda conectarse a ella.
“Es hacer cosas materiales, pero las cosas materiales son una especie de cosas espirituales y emblemas de lo invisible”, señaló.
Betancourt dijo que el entrenamiento siquiátrico de Bulow es evidente en su arte porque el evoca fácilmente la vida interior de sus sujetos mediante su expresión.
“Yo creo que es interesante porque los artistas siempre están explorando eso”, dijo ella. “Ellos siempre están resolviendo acertijos sobre la vida”.
El no está simplemente copiando un rostro en el tren. “El está intentando llegar al alma”, dijo ella, “y lograr lo que hay tras el rostro”.
Tanto el hogar como el estudio de Bulow están repletos de obras de arte.

Las esculturas de arcilla originales parecen figuras místicas espectrales o de cuentos de hadas. Durante una visita reciente, el tomó una pequeña cabeza de arcilla la cual fue ampliada para la exhibición de Fort Tyron Park y recordó la ocasión de su creación.
La escultura, titulada Fur.42nd St., muestra a una mujer con una gran chamarra de piel con capucha sobre sus hombros. Su cabeza está cubierta y su largo pelo hacia arriba, semejando un rollo de soga.
“Recuerdo haberme sorprendido porque se le veía contenta y como que estaba en paz consigo misma”, dijo él. “Yo creo fue por eso que hice esta escultura”.
Betancourt dijo que típicamente, los parques tienen esculturas de personas famosas que han muerto.
Pero esta exhibición de oscuros residentes de Nueva York quienes aun viven, tiene un efecto casi mágico. “Yo diría que sus almas crecen. Están tomando el tren, pero están aquí también”.