New probe finds failures in city’s Covid-19 response
Nueva investigación encuentra fallas en la respuesta de la ciudad a la Covid-19

New probe finds failures in city’s Covid-19 response

“There are no non-expired N-95 surgical grade masks in any city stockpile.”
So read a February 10, 2020 briefing document for the New York City Emergency Management Commissioner.
And that was just the beginning.
New York City’s initial response to Covid-19 was hampered by a lack of planning, coordination, and preparedness across city government, according to a new investigation conducted by City Comptroller Scott Stringer.
On August 18, Stringer released the interim report of an ongoing investigation into the city’s planning and response to the pandemic.
According to the report, the lack of an operational plan for responding to a pandemic led to delayed planning for a moderate to severe outbreak, weak resource management and inadequate data collection, expired stockpiles of personal protective equipment (PPE), and insufficiently clear roles and responsibilities of New York City Emergency Management (NYCEM).
All factors combined left the city unprepared to protect its residents against Covid-19.
The PPE was one example outlined in the report: “Put plainly, the city allowed its entire stockpile of Surgical N95s set aside for public health emergencies to expire, with at least NYCEM, the City’s lead agency for the coordination of resources for a public health incident, unaware of that fact until mid-February 2020.”

Moreover, the investigation found that the city, prior to Covid-19, never completed a citywide operational plan for responding to a pandemic.
It also identified gaps in the city’s emergency resource management, finding a lack of critical information about key resources, including the number of available hospital beds and the amount of usable PPE in city stockpiles.
In addition, the probe discovered that NYCEM encountered difficulties performing aspects of its City Charter-mandated planning and coordination duties during the run-up and initial response to Covid-19, raising questions about its capabilities, capacity, and resources.
“The Covid-19 pandemic threw our city into crisis, upending lives and livelihoods and exacerbating longstanding inequities in our most vulnerable communities. We lost 35,000 of our neighbors and loved ones, 900,000 jobs, and thousands of businesses,” said Stringer. “We will never forget who and what we lost, and we cannot erase the mistakes of the past. But we can make sure we are better prepared for future emergencies and the next pandemic. Our investigation shows weaknesses in planning and preparation and failures to promptly make decisions when time was of the essence and every minute counted. As the pandemic continues to rage across the country and around the world, we must take stock of what we’ve learned. That means making sure we have a complete citywide operational plan in place for the next emergency, ensuring we have sufficient supplies and equipment, and guaranteeing our city agencies are coordinated and unified.”
The Appellate Division’s recent decision affirming the investigation is “within the broad fiscal watchdog investigatory powers of the Comptroller” will enable the Comptroller’s office to continue its independent review of the city’s pandemic planning and to make additional recommendations, Stringer said.
According to the report, city records show that officials searched for a plan for a citywide pandemic response when Covid-19 emerged in January 2020 but found outdated and unfinished guidance of limited value. The pandemic plan in effect for the city at the beginning of Covid-19 was a 2013 Draft Pandemic Influenza Operational Plan prepared by the Health Department.
In January 2020, when the threat of Covid-19 became known to the city, the 2013 plan was still incomplete, had not been updated for seven years, and was not of use to city officials responding to the coronavirus threat.
Stringer recommended that the city complete its citywide operational plan for future pandemics; develop and update citywide operational plans for other emergencies; identify and maintain stockpiles of critical supplies; improve collection and dissemination of information related to critical resources; and review NYCEM’s capability to coordinate and support emergency responses.
“The next emergency isn’t a matter of ‘if,’ but ‘when,’ Stringer said. “We must be confident that when the next crisis strikes, we will know exactly what to do and have the tools in our arsenal to beat back whatever comes our way.”
To read the full report, please visit on.nyc.gov/3stf24c.
Nueva investigación encuentra fallas en la respuesta de la ciudad a la Covid-19

“No hay mascarillas N-95 de grado quirúrgico no vencidas en ninguna reserva de la ciudad”.
Así se leía un documento informativo del 10 de febrero de 2020 para el comisionado de Manejo de Emergencias de la ciudad de Nueva York.
Y eso fue solo el principio.
La respuesta inicial de la ciudad de Nueva York a la Covid-19 se vio obstaculizada por la falta de planificación, coordinación y preparación de todo el gobierno de la ciudad, según una nueva investigación realizada por el contralor de la ciudad, Scott Stringer.
El 18 de agosto, Stringer publicó el informe provisional de una investigación en curso sobre la planificación de la ciudad y la respuesta a la pandemia.
De acuerdo con el informe, la falta de un plan operativo para responder a una pandemia provocó un retraso en la planificación para un brote de moderado a grave, una gestión deficiente de los recursos y una recopilación inadecuada de datos, existencias caducadas de equipo de protección personal (EPP) y funciones y responsabilidades insuficientemente claras del Manejo de Emergencias de la Ciudad de Nueva York (NYCEM, por sus siglas en inglés).
Todos los factores combinados dejaron a la ciudad sin estar preparada para proteger a sus residentes contra la Covid-19.
El EPP fue un ejemplo delineado en el informe: “Para decirlo claramente, la ciudad permitió que expirara toda su reserva de mascarillas N95 quirúrgicas reservadas para emergencias de salud pública, con al menos NYCEM, la agencia líder de la ciudad para la coordinación de recursos para incidentes de salud pública, sin tener conocimiento de ese hecho hasta mediados de febrero de 2020”.

Además, la investigación encontró que la ciudad, antes de la Covid-19, nunca completó un plan operativo para toda la ciudad para responder a una pandemia.
También identificó brechas en la gestión de recursos de emergencia de la ciudad, encontrando una falta de información crítica sobre recursos clave, incluyendo la cantidad de camas de hospital disponibles y la cantidad de EPP utilizables en las reservas de la ciudad.
Más allá, la investigación descubrió que NYCEM encontró dificultades para realizar aspectos de sus deberes de planificación y coordinación exigidos por la Carta de la ciudad durante el período previo y la respuesta inicial a la Covid-19, lo que generó dudas sobre sus habilidades, capacidad y recursos.
“La pandemia de Covid-19 arrojó a nuestra ciudad a una crisis, trastornando vidas y medios de subsistencia y exacerbando las desigualdades de mucho tiempo en nuestras comunidades más vulnerables. Perdimos a 35,000 de nuestros vecinos y seres queridos, 900,000 empleos y miles de negocios”, dijo Stringer. “Nunca olvidaremos a quién y qué perdimos, y no podemos borrar los errores del pasado. Pero podemos asegurarnos de estar mejor preparados para futuras emergencias y la próxima pandemia. Nuestra investigación muestra debilidades en la planificación y preparación; y fallas para tomar decisiones con prontitud cuando el tiempo era esencial y cada minuto contaba. A medida que la pandemia continúa arrasando en todo el país y en todo el mundo, debemos hacer un balance de lo que hemos aprendido. Eso significa asegurarnos de tener un plan operativo completo en toda la ciudad para la próxima emergencia, asegurar que tengamos suficientes suministros y equipos, y garantizar que nuestras agencias de la ciudad estén coordinadas y unificadas”.

La reciente decisión de la División de Apelaciones que afirma que la investigación está “dentro de los amplios poderes de investigación y vigilancia fiscal del contralor” permitirá a la Oficina del contralor continuar su revisión independiente de la planificación de la pandemia de la ciudad y hacer recomendaciones adicionales, dijo Stringer.
Según el informe, los registros de la ciudad muestran que los funcionarios buscaron un plan para una respuesta en toda la ciudad a la pandemia cuando surgió la Covid-19 en enero de 2020, pero encontraron una guía obsoleta e inacabada de valor limitado. El plan vigente de la pandemia para la ciudad al comienzo de la Covid-19 fue un borrador del Plan Operativo contra la pandemia de la influenza de 2013 preparado por el Departamento de Salud.
En enero de 2020, cuando la ciudad conoció la amenaza de la Covid-19, el plan de 2013 aún estaba incompleto, no se había actualizado durante siete años y no era útil para los funcionarios de la ciudad que respondían a la amenaza del coronavirus.
Stringer recomendó que la ciudad complete su plan operativo para toda la ciudad para futuras pandemias; que desarrolle y actualice los planes operativos en toda la ciudad para otras emergencias; que identifique y mantenga reservas de suministros críticos; que mejore la recopilación y difusión de información relacionada con los recursos críticos; y que revise la capacidad de NYCEM para coordinar y apoyar las respuestas de emergencia.
“La próxima emergencia no es una cuestión de si, sino de cuándo“, dijo Stringer. “Debemos estar seguros de que cuando llegue la próxima crisis, sabremos exactamente qué hacer y tendremos las herramientas en nuestro arsenal para hacer frente a todo lo que se nos presente”.
Para leer el informe completo, por favor visite on.nyc.gov/3stf24c.