GWB: Christie, Swift y Lin-Manuel

GWB: Christie, Swift y Lin-Manuel
Por Luis Miranda
Algunos objetos inanimados tienen personalidad. Estos objetos no hablan, no se mueven, no tienen los cinco sentidos que nosotros los humanos tenemos, pero su presencia y su impacto opacan a la inmensa mayoría de los mortales. Desde el 24 de octubre del 1931 todos los residentes de Washington Heights vivimos bajo su sombra, bajo su tutela. Su majestuosidad lo hace omnipresente; su utilidad hace que sea clave en nuestro engranaje económico; su mística lo eleva sublimemente a ser musa del quehacer artístico.
El George Washington Bridge (GWB, por sus siglas en ingles), nuestro vecino, no tiene sexo, puede ser un gran galán de una de esas películas clásicas o una princesa de un cuento de hadas.
El George Washington Bridge siempre esta haciendo historia.
Durante muchos días festivos se viste de gala y ondea orgullosamente la bandera de los Estados Unidos: la más grande del mundo que revolotea libremente. Pero muchas veces se viste de luto para presenciar el dolor humano. Todos los años, el George Washington Bridge sirve de escenario para el desesperado que quiere quitarse la vida. En el 2012, 18 personas se suicidaron desde el Gran Puente.
En el 1942, una década luego de haber sido construido, fue inmortalizado por Hildergarde Swift y Lynd Ward en un cuento de niños que es tan leído hoy por la nueva generación como lo fue por la generación que le dio vida. La historia presenta la relación dinámica y el juego de poder entre el Farolita Rojo y su gigante vecino, el Gran Puente Gris. El cuento nos enseña que aunque uno sea pequeño y al parecer irrelevante, puede llegar el momento en que la balanza de poder nos haga ganar.
En esta historia, GWB es poderoso pero sensitivo, omnipotente pero vulnerable.
Y décadas después que Lynd Ward inmortalizara las imágenes más elocuentes del GWB, mi hijo Lin-Manuel, nos trajo In the Heights. El musical, ganador de cuatro Tonys, se desarrolla bajo la tutela del GWB. Las historias de los vecinos de Washington Heights y la música del vecindario retumban y son repetidas por el eco inconfundible del gigante Puente que se hace invisible por que nos resulta familiar. Lin-Manuel hace al GWB latino y lo pone a bailar con el ritmo de la salsa, el merengue y la bachata.
Mientras Lin-Manuel le dió al GWB música, y Swift le dió carácter, el Gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie y sus ayudantes, le dieron al Puente el ruido de bocinas, dióxido de carbón para asfixiar a todo un vecindario y una fila interminable de automóviles de todos colores y marcas. No sabemos quien esta diciendo la verdad pero lo que si sabemos es que el Puente Gris, fue manipulado para pagar una vendetta política.
Varias arterias del Puente se cerraron diz-que para realizar un estudio de tráfico que en realidad era un estudio en pedantería y mezquindad. GWB le sirve de escenario a “Bridgegate” y puede desmembrar la carrera política ascendente de Christie.
Estas son algunas de las muchas manifestaciones en las que GWB juega un papel central. Estoy seguro que en las décadas futuras el GWB seguirá sirviendo de inspiración artística para muchos, objeto de acciones siniestras para otros y trampolín del suicidio para los menos.
Para los que vivimos en Washington Heights, el GWV es el árbol robusto que siempre esta con nosotros, hechando nuevas capas y raíces más profundas con el pasar del tiempo.