Covid Positive
Positiva a Covid

Covid Positive
By Kathleen M. Pike, PhD
In addition to waking up to cards, flowers, and loving messages from my kids on Mother’s Day, I also woke up with Covid.
As one of the thousands of New Yorkers to test positive in this recent wave of the pandemic, I had time to do some daydreaming and reflecting during the week of isolation.

Grateful. Having been sick for a week – head cold, headache, body ache, fever – I felt seriously yucky. But I never worried for my life. How different I would have felt two years ago. And this is as President Biden acknowledged the tragic milestone of 1 million Covid-19 deaths in the United States. I am among the fortunate ones. I am fully up to date on my vaccinations and have no pre-existing conditions that put me at additional risk except for age.

Living with a Chronic Health Condition. As reported by the Centers for Disease Control and Prevention (CDC), pre-existing medical conditions that put people at greater risk for poor outcomes from Covid are many and varied, including chronic conditions such as diabetes and cardiovascular disease. Many chronic health conditions are also associated with increased mental health risks. For example, people with diabetes are 2 to 3 times more likely to have depression than people without diabetes. Depression and cardiovascular disease are also linked. Having multiple serious health concerns increases stress. In the context of Covid, with ever-evolving, frequently incomplete, and contradictory data, making decisions about risk exposure and vaccination has been complicated for everyone, especially people with complex chronic conditions.

The Uneven Playing Field. Chronic health conditions are not evenly distributed. This truth has been brought into high relief with Covid. Consider, for example, that Black people in the United States are 60% more likely to be diagnosed with diabetes than non-Hispanic White people. Our society runs on ideals of autonomy, independence, and rugged individualism. These values are reflected in our models of healthcare that focus on individual treatments and behavior change. But when we have entire segments of society disproportionately unwell, our focus needs to shift to address population health. Maybe you have a garden. If six out of ten basil plants in your herb garden die, you don’t focus on just one of the plants and ask, “What is wrong with this plant that it didn’t survive?” You ask, “What is wrong with the conditions of my garden that basil is not thriving here?”

Caring heals. Having friends, colleagues, and family reaching out and helping out made a real difference in how I felt, how I ate, and getting well. A text that said, “Hey, how are you?” A hot cup of tea placed outside my door. It was all more than just nice. Social and emotional support promote health and healing through biological and behavioral pathways.

Possibility. It is breathtaking to acknowledge the resources mobilized to develop and disseminate effective vaccines for Covid. Many books will be written about all the things that countries, companies, and communities did wrong. They will be critical and correct in their analysis, but what has been achieved is historic at the end of the day. Many other global priorities, including mental health, could be more successfully addressed if the greater good trumped self-interest in all its various forms.
I am glad to be on the other side of testing positive and look forward to getting back to normal next week.
Positiva a Covid
Por Kathleen M. Pike, PhD
Además de despertarme con tarjetas, flores y mensajes cariñosos de mis hijos en el Día de las Madres, también me desperté con Covid.
Como una de los miles de neoyorquinos que dieron positivo en esta reciente oleada de la pandemia, tuve tiempo de soñar y reflexionar durante la semana de aislamiento.

Agradecida. Llevaba una semana enferma con catarro, dolor de cabeza, dolor de cuerpo y fiebre, y me sentía muy mal. Pero nunca pensé que moriría. Qué diferente me habría sentido hace dos años. Y esto ocurrió mientras el presidente Biden reconocía el trágico hito de un millón de muertes por Covid-19 en Estados Unidos. Estoy entre los afortunados. Estoy totalmente al día con mis vacunas y no tengo ninguna condición preexistente que me ponga en riesgo adicional, excepto la edad.

Vivir con una enfermedad crónica. Tal y como informan los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), las enfermedades preexistentes que aumentan el riesgo de sufrir los efectos de Covid son muchas y variadas, entre las que se incluyen la diabetes y las enfermedades cardiovasculares. Muchas enfermedades crónicas también están relacionadas con un mayor riesgo para la salud mental. Por ejemplo, las personas con diabetes tienen entre 2 y 3 veces más probabilidades de sufrir depresión que las personas sin diabetes. La depresión y las enfermedades cardiovasculares también están relacionadas. Tener varios problemas graves de salud aumenta el estrés. En el contexto de la Covid, con datos siempre cambiantes, a menudo incompletos y contradictorios, la toma de decisiones sobre la exposición al riesgo y la vacunación ha sido complicada para todos, especialmente para las personas con enfermedades crónicas complejas.

Las diferentes condiciones. Las enfermedades crónicas no están distribuidas uniformemente. Esta realidad quedó en evidencia con la llegada de la Covid. Pensemos, por ejemplo, que los negros en Estados Unidos tienen un 60% más de probabilidades de que se les diagnostique diabetes que los blancos no hispanos. Nuestra sociedad se basa en los ideales de autonomía, independencia e individualismo. Estos valores se reflejan en nuestros modelos de atención médica, centrados en tratamientos individuales y cambios de comportamiento. Pero cuando tenemos segmentos enteros de la sociedad con un malestar desproporcionado, nuestro enfoque debe cambiar para abordar la salud de la población. Quizá tenga usted un jardín. Si seis de cada diez plantas de albahaca de su jardín se mueren, no se centra en una sola de las plantas y se pregunta: “¿Qué le pasa a esta planta para que no haya sobrevivido?, usted se pregunta: “¿qué pasa con las condiciones de mi jardín para que la albahaca no prospere aquí?”.

La atención curativa. El hecho de que amigos, compañeros y familiares me tendieran la mano y me ayudaran, supuso una verdadera diferencia en cuanto a cómo me sentía, cómo comía y cómo me recuperaba. Un mensaje de texto diciendo: “Hola, ¿cómo estás?”. Una taza de té caliente colocada frente a mi puerta. Todo ello fue más que agradable. El apoyo social y emocional promueve la salud y la recuperación a través de vías biológicas y conductuales.

La posibilidad. Resulta asombroso reconocer los recursos movilizados para desarrollar y difundir vacunas eficaces contra el Covid. Se escribirán muchos libros sobre todas las cosas que los países, las empresas y las comunidades hicieron mal. Serán críticos y correctos en su análisis, pero lo que se ha conseguido es, en definitiva, histórico. Muchas otras prioridades mundiales, incluida la salud mental, podrían abordarse con más éxito si el bien mayor se impusiera al interés propio en todas sus formas.
Me alegro de estar del otro lado y estoy ansiosa por volver a la normalidad la semana que viene.