
Banishing the ban
Story and photos by Mónica Barnkow

The recent announcement that the city’s Department of Education (DOE) would lift the ban on cell phones at schools was met with many a cheer.
The policy will affect 1.1 million public school students.
As announced earlier this month, Mayor Bill de Blasio and Schools Chancellor Carmen Fariña will end the existing Chancellor’s Regulation that bans cell phones and other electronic devices such as iPads from school property. At present, students are required to leave their cell phones at home or leave them outside the building.
The ban, implemented by Mayor Michael Bloomberg in 2006, has been largely enforced at schools with metal detectors, many of which are located in low-income communities, including Northern Manhattan’s George Washington High School. It is common practice for students at schools without metal detectors to sneak in their electronic devices and keep them hidden.

If approved by the Panel for Educational Policy (PEP) in February, the change will take effect in all New York City schools on March 2nd.
In making the announcement, the Mayor, whose two children have attended city schools, referenced the family’s experience.
“Parents should be able to call or text their kids,” he said. “That’s something Chirlane and I felt ourselves when Chiara took the subway to high school in another borough each day, and we know it’s a sentiment parents across this city share. Lifting the ban respects families, and it will end the unequal enforcement that has penalized students at so many high-needs schools.”
At the campus which is home to four separate high schools, the response brought cries of “Hallelujah”.

“It is a new Jesus, right now,” exulted Francisco F., a senior at the School of Media and Communications. He argued that the devices would aid in academic pursuits. “Because seniors have a few free hours in between classes, their cell phones would come in handy, as they can use them to do research.”
He allowed that there might be a few other options.
“[We could] doze off into something else, like Facebook or Pandora.”
In their announcement, the Mayor and Chancellor Fariña noted that many parents want to ensure they are able to communicate directly with their children in case of emergencies, as well as before and after school.

“I think they should have their phones,” said George, a parent. “Even if it is to make a one-minute call to their parents, to let them know they are okay.”
“We should bring our cell phones to school,” agreed student Nairovy. “We need to know if our parents need us.”
“Cell phones are important in case of emergency,” added Jennifer P., a freshman at the School for Health Careers and Sciences. “We need to get in touch with our family.”
The concern is greater for those with medical conditions.
“I have asthma attacks,” said Steven R., who was glad he would be able to contact his parents directly.
Aiden F., a junior at the College Academy, recently broke his tibia and femur in a bicycle accident.

“They wouldn’t let me bring my cell phone,” said Figueroa, cane in hand.
Lifting the ban might also serve to save families money, as students will no longer need to pay the fees charged by independent storage services offered by some businesses, including vans which park near school entrances, close to the school.
“It is a good thing,” said James F., a senior at the School for Media and Communications. “You don’t have to pay the $5 a week for the truck.”
“Lifting the ban is a great plan,” said Dwane “Kobe” C., complaining that paying $1 a day to the truck wasn’t fair. “We will save money.”
But some lamented the looming ban.
“I am hoping it doesn’t get implemented,” said an Urban City truck operator parked just outside the campus’ main entrance on Audubon Avenue. “I will be out of work. This is my only income.”
The campus houses four small schools. The High School for Media and Communications (M463)
- The College Academy, formerly the High School for International Business and Finance (M462)
- The High School for Health Careers and Sciences (M468)
- The High School for Law and Public Service (M467)
Levantar la prohibición
Historia y fotos por Mónica Barnkow

El reciente anuncio de que el Departamento de Educación de la ciudad (DOE por sus siglas en inglés) levantaría la prohibición de teléfonos celulares en las escuelas fue recibido con más de una alegría.
La política afectará 1.1 millones de estudiantes de escuelas públicas.
Como se anunció a principios de este mes, el alcalde Bill de Blasio y la canciller de escuelas, Carmen Fariña, buscan terminar con la existente disposición del canciller que prohíbe los teléfonos móviles y otros dispositivos electrónicos como iPads en la propiedad escolar. En la actualidad, los estudiantes están obligados a dejar sus teléfonos celulares en casa o fuera del edificio.
La prohibición, implementada por el alcalde Michael Bloomberg en 2006, se ha aplicado en gran medida en escuelas con detectores de metales, muchas de las cuales están ubicadas en comunidades de bajos ingresos, incluyendo el recinto de la escuela preparatoria George Washington. Es una práctica común de los estudiantes en escuelas sin detectores de metales el introducir sus dispositivos electrónicos y mantenerlos ocultos.

Si es aprobado por el Panel de Política Educativa en febrero, el cambio entrará en vigor en todas las escuelas de la ciudad de Nueva York el 2 de marzo.
Al hacer el anuncio, el alcalde, cuyos dos hijos han asistido a escuelas de la ciudad, hizo referencia a la experiencia familiar.
“Los padres deben ser capaces de llamar o enviar mensajes de texto a sus hijos”, dijo. “Eso es algo que Chirlane y yo sentimos cuando Chiara empezó a tomar el metro para ir a la preparatoria en otro condado cada día, y sabemos que es un sentimiento que los padres en toda la ciudad comparten. El levantar la prohibición respeta a las familias y terminará con la aplicación desigual que ha penalizado a los estudiantes en muchas escuelas de alta necesidad”.
En el plantel que alberga a cuatro preparatorias separadas, la respuesta trajo gritos de “Aleluya”.

“Es un nuevo Jesús, en este momento”, se regocijó Francisco F., estudiante de último año de la Escuela de Medios y Comunicación. Sostuvo que los dispositivos podrían ayudar en las actividades académicas. “Debido a que los estudiantes de último año tienen unas horas libres en entre clases, sus teléfonos celulares serían muy útiles, ya que pueden utilizarlos para hacer investigación”.
Admitió que podría haber algunas otras opciones.
“[Podríamos] dormitar haciendo otra cosa, como estar en Facebook o Pandora”.
En su anuncio, el Alcalde y la canciller Fariña señalaron que muchos padres quieren asegurarse de que pueden comunicarse directamente con sus hijos en caso de emergencias, así como antes y después de la escuela.

“Creo que deberían tener sus teléfonos”, dijo George, uno de los padres. “Incluso si se trata de hacer una llamada de un minuto a sus padres para hacerles saber que están bien”.
“Debemos llevar a nuestros teléfonos celulares a la escuela”, coincidió la estudiante Nairovy. “Debemos saber si nuestros padres nos necesitan”.
“Los teléfonos celulares son importantes en caso de emergencias”, agregó Jennifer P., estudiante de primer año en la Escuela de Carreras de la Salud y Ciencias. “Tenemos que estar en contacto con nuestras familias”.
La preocupación es mayor para las personas con problemas médicos.
“Tengo ataques de asma”, dijo Steven R., quien se alegró de poder contactar directamente a sus padres.

Aiden F., estudiante de la Escuela Academy, recientemente se rompió la tibia y el fémur en un accidente de bicicleta.
“No me dejaron llevar mi teléfono celular”, dijo Figueroa, con bastón en mano.
Levantar la prohibición también podría servir para que las familias ahorren dinero, ya que los estudiantes no tendrán que pagar más las cuotas cobradas por los servicios independientes de almacenamiento que ofrecen algunas empresas, incluyendo camionetas que se estacionan cerca de las entradas de las escuelas.
“Es algo bueno”, dijo James F., estudiante de último año en la Escuela de Medios y Comunicación. “No tienes que pagar los $5 dólares a la semana para la camioneta”.
“Levantar la prohibición es un gran plan”, dijo Dwane “Kobe” C., quejándose de que el pago de $1 dólar al día a la camioneta no era justo. “Vamos a ahorrar dinero”.
Pero algunos lamentaron la prohibición que se avecina.
“Espero que no logre implementarse”, dijo un operador de camioneta estacionada a las afueras de la entrada principal del plantel, sobre la avenida Audubon. “Me quedaré sin trabajo. Este es mi único ingreso”.
El recinto de la escuela preparatoria George Washington cuenta con cuatro escuelas.La Escuela de Medios y Comunicación (M463) La Escuela de Medios y Comunicación (M463)
- La Escuela Academy (M462)
- La Escuela de Carreras de la Salud y Ciencias (M468)
- La Escuela de Derecho y Administración Pública (M467)