
At ninety-two, a new lease
Story by Gregg McQueen

Last December, 92-year-old María was unsure of how much longer she had to live.
The senior, born in the Dominican Republic in 1921, was experiencing severe pain in her back and hip area due to a large and growing aneurysm.
Dr. Ageliki Vouyouka, a vascular surgeon at The Mount Sinai Medical Center in Manhattan, knew time was of the essence.
“María had an abdominal aortic aneurysm,” explained Dr. Vouyouka, “where the main artery that supplies blood to the abdomen, pelvis and legs becomes dilated.”
Once the artery reaches a certain size, it is prone to rupture, which can lead to the patient’s death.
María needed urgent surgery to repair her aneurysm before it burst and threatened her life.
For many patients with that type of abdominal aneurysm, a minimally invasive technique known as stent grafting can be performed.

But because her aneurysm had a challenging shape, María was not a candidate for the stent graft repair. She required open surgery, which posed significant risks for a patient her age.
Dr. Vouyouka acknowledged that people in their nineties would not typically be recommended for that surgery.
“But María was very active for 92, and mentally tough,” said the surgeon. “I thought she could handle the operation.”
She added, “Sometimes elderly patients refuse the surgery, but María was willing to go all the way.”
The ensuing, five-hour vascular procedure was a success. María’s life was saved and she was released from the hospital after less than a week.
Two months later, she is now pain-free, fully mobile, and back to her usual strength.
“I am really happy to be alive,” María said. “And now it doesn’t hurt at all.”
Although doctors felt complications could arise following the operation, María’s recovery was exceptionally smooth.

“She was up walking on the floor about two days later,” said Vouyouka. “After six days, we discharged her. She did better than most people younger than her.”
Dr. Vouyouka said it is rare for patients of María’s age to go straight home after vascular surgery — often, a stay at a long-term care facility or nursing home is required.
“It’s not only a testament to how strong she is, but also the great family support she had, which helped her recuperate,” she remarked.
“I feel great now,” offered María, who admitted that she was a bit scared entering the surgery, but put her trust in the doctors.
“After the operation, they seemed even happier than I was,” she said.
María returned to Mount Sinai one month after the surgery, this time in a jubilant mood and wearing a hat and heels.
Dr. Vouyouka could only marvel at her patient’s strength and spirit.
“She might outlive all of us,” she laughed.
For more information on Mount Sinai Heart, please visit www.mountsinai.org/patient-care/service-areas/heart.
Una nueva oportunidad de vida
Historia por Gregg McQueen

En diciembre pasado, María, de 92 años de edad, no estaba segura de cuánto tiempo viviría.
La adulta mayor, nacida en la Republica Dominicana en el 1921, experimentaba un fuerte dolor en la espalda y el área de la cadera debido a un aneurisma grande y creciente.
La Dra. Ageliki Vouyouka, cirujana vascular del Hospital Mount Sinai de Manhattan, sabía que el tiempo era esencial.
“María tenía un aneurisma aórtico abdominal”, explicó la Dra. Vouyouka “, donde la principal arteria que suministra sangre al abdomen, la pelvis y las piernas se dilata”.
Una vez que la arteria alcanza un determinado tamaño, es propensa a la ruptura y puede conducir a la muerte del paciente.
María necesitaba una cirugía urgente para reparar su aneurisma antes de que estallara y amenazara su vida.
En muchos pacientes con ese tipo de aneurisma abdominal, una técnica mínimamente invasiva conocida como injerto de stent se puede realizar.

Pero debido a que su aneurisma tenía una forma desafiante, María no era candidata para la reparación del injerto de stent. Ella requirió cirugía abierta, lo que planteó riesgos significativos para una paciente de su edad.
La Dra. Vouyouka reconoció que a las personas en su novena década de vida no se les suele recomendar esa cirugía.
“Pero María era muy activa para los 92 años, y mentalmente fuerte”, dijo la cirujana. “Pensé que podía manejar la operación”.
Y añadió: “A veces, los pacientes de edad avanzada rechazan la cirugía, pero María estaba dispuesta a llegar hasta el final”.
El resultante procedimiento vascular de cinco horas fue un éxito. La vida de María se salvó y fue dada de alta del hospital en menos de una semana.
Dos meses después (hoy), ella está libre de dolor, totalmente móvil y tiene de nuevo su fuerza habitual.
“Estoy muy feliz de estar viva”, dijo María. “Y ahora no duele en absoluto”.
Aunque los médicos consideraron que algunas complicaciones podrían surgir a raíz de la operación, la recuperación de María fue excepcionalmente tranquila.

“Ella estaba despierta y caminando en el piso unos dos días más tarde,” dijo Vouyouka. “Después de seis días, la dimos de alta. Ella lo hizo mejor que la mayoría de la gente más joven que ella”.
La Dra. Vouyouka dijo que es raro que los pacientes de la edad de María regresen directamente a casa después de la cirugía vascular. A menudo, requieren de una estancia en un centro de cuidados a largo plazo o una clínica de reposo.
“No es sólo un testimonio de lo fuerte que es, sino también del gran apoyo familiar que tuvo y que le ayudó a recuperarse”, comentó.
“Me siento muy bien ahora”, dijo María, quien admitió que estaba un poco asustada al entrar en la cirugía, pero puso su confianza en los médicos.
“Después de la operación, ellos parecían aún más felices que yo”, dijo.
María regresó al Monte Sinaí, un mes después de la cirugía, esta vez en un estado de ánimo jubiloso y con un sombrero y zapatos de tacón.
La Dra. Vouyouka sólo podía admirar la fuerza y el espíritu de su paciente.
“Ella podría sobrevivirnos a todos nosotros”, dijo riendo.
Para obtener más información sobre Mount Sinai Heart, visite www.mountsinai.org/patient-care/service-areas/heart.